viernes, 16 de octubre de 2009

Aproximación a los recursos compositivos del señor Charlie Parker

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Su concepción taumatúrgica y teatral de la escena parece haber sido el eje al que fue fiel en todas las circunstancias. Esa idea de lo teatral no se basó en "Hacer creer que..." sino en simplemente disolver la "interpretación lineal del tiempo" para conectar los hilos mágicos de lo real desde un principio existencial. Ese principio existencial fue simplemente el saberse haber nacido negro en el sur de EEUU en una época poco favorable. De ahí el valor de su histrionismo, histrionismo como elemento que le dio la oportunidad de abrirse camino en los locales donde se escuchaba y tocaba música a modo de "una apertura de peones" en un juego de ajedrez. Contrariamente a la descripción hecha por J. Cortazar en El Perseguidor (cuento dedicado a este saxofonista), Charlie Parker en un reportaje realizado por un colega músico describe su proceso sonoro como la posibilidad de " contar una historia ". Es decir que, según sus palabras, cuando él toca lo que le importa es contar algo detrás de las notas musicales y en eso pone un espíritu totalmente "dramatúrgico" o compositivo. Su deshilvanar cromático en la construcción de las frases es su manera de decir:"Dentro del mundo que conoces hay otro mundo desconocido" y sus alegorías sobre bases a veces casi circenses tienen cierres casi dramáticos y siempre multidimensionales.
Charlie Parker se supo un mago en la escena que no tendría nunca oportunidad fuera de esta, de ahí la fuerza expresiva, como la de un pájaro (bird, su sobrenombre) enjaulado llamando a una compañera en primavera, una compañera que es la sombra de su libertad y el alma de su herida. Sobre algunos artistas suele ocurrir que la sociedad burguesa intenta descalificar su obra o anestesiarse de ésta desdibujando a la persona. Porque para la sensibilidad burguesa un artista es alguien "inmaterial" que como hizo el curso de "respiración de memoria prenatal new age y corporal" ya no discute con su jefe ni tiene mal humor, y tampoco envejece ni ve posibilidad de crítica ninguna en el mundo que le rodea. Y ese es el artista ideal, el que comunica y vende, el reaccionario.
Pero Charlie Parker no fue así, porque para él ese mundo secreto que aparecía tras su acto mágico en el escenario siempre fue tan real o más aun que el mundo socialmente consensuado. Y por eso él asumió riesgos, los riesgos naturales de la música.
Esta es la historia valiosa, la de un hombre abriéndose camino con su sonido. Un hombre que, como socialmente estaba imposibilitado para componer (o para firmar un documento) simplemente improvisaba y respiraba "composiciones espontáneas" en la poesía de las paredes de los cuartos de hotel donde le tocó descansar. Para comunicar "otredades" y poemas cromáticos rítmicamente arremolinados en el humo de los salones de baile y en las madrugadas por las carreteras camino a la gran ciudad.
Gran ciudad que fue la reina del espejo de los fantasmas en la que este saxofonista colgó su mirada para desplegar sus alas de Birdy. "Escucha las voces que dejaste atrás" es el título de una música con John McLaughlin como solista en un disco ya también perdido en el tiempo.

M.J.

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